Por Gabina Lourteig
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| Títeres de varilla (Foto: Lourteig) |
Haydée es artesana y hace títeres que vende en su
puesto en la feria del Parque Centenario. Estos coloridos muñecos están tallados
en goma espuma, y su talladora utiliza dos técnicas, la de guante y de varilla.
¿Cómo fueron tus
comienzos en el oficio?
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| El mundo de Haydée (Foto: Lourteig) |
En realidad estudiaba en la escuela para titiritera, hice los
dos años en Avellaneda y justo cuando terminé la escuela empecé a viajar y era
una cosa muy copada y muy noble que me permitía viajar. Aprendí a hacer
artesanías y con eso te movilizabas de un lugar a otro, eso y un poco también
las funciones. Nació un poco de eso, del viajar para mantenerse.
¿Cuándo empezaste con
este emprendimiento?
En el ‘95 terminé la escuela de títeres y empecé a viajar.
Igual un poco tiene que ver con mi vida porque muchos años antes, cuando tenía
16 años, mi vieja estudiaba Bellas Artes entonces tenía varios amigos que eran
artesanos y me habían enseñado algo. Yo ya sabía hacer “arbolitos de la vida”,
lo primero que hice fueron caleidoscopios, cosas que una va aprendiendo y que
te gusta, y esa fue la primera incursión. Pero después, tendría 20 años cuando comencé
a viajar y realmente lo empecé a hacer, esto de fabricar mis títeres, no sólo
para usarlos en las actuaciones sino que los hacía para venderlos y eso me
costó un huevo, porque una cosa que vos creaste y después te tenés que desprender,
cuesta, la verdad que me costó un montón
hasta que me acostumbré y se convirtió en vivir de esto.
Entonces los títeres
¿eran para vender o para las funciones?
Hacía las funciones con mis muñecos y tenía un paño chiquito
de 10 ó 15 títeres para vender y estaba con el padre de mi hija que trabajaba
con alambre y con eso viajábamos, vendíamos y a veces hacía funciones también.
¿Cuándo decidiste
dejar de viajar para ubicarte en una feria?
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| Títeres en Parque Centenario (Foto: Lourteig) |
La verdad que acá en Buenos Aires no me gustaba, no lo veía
como para mí…viste que cuando viajás, te gusta viajar y no te gusta estar en la
ciudad. Hubo mucho tiempo en que esto estaba parado, el tema de los ingresos a
las ferias, que se abra la fiscalización para los ingresos. Yo me anoté en el
’96 y en el 2000 me llaman, estando en Neuquén que había ingresado y que tenía
que presentarme para elegir la feria en la que quería ingresar. En ese momento
las ferias de ingreso eran Centenario, Plaza Italia, Parque Lezama, Houssay y
Caminito (jueves y viernes).
¿Elegiste Parque
Centenario?
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| Títeres de guante (Foto: Lourteig) |
Y si, mucho no me gustaba el tema de la ciudad, pero me dije
que si tengo que estar en la ciudad voy a elegir un parque que tenga verde, que
sea lindo. Los demás lugares, salvo Lezama –que es un parque lindo pero está
como muy muerto, no tiene la misma vida que hay acá- en ese momento, bueno…y
ahora también. Entonces elegí Centenario y en el 2000 se hacen los ingresos, me
llaman por teléfono y tuve que volver de un encuentro en Neuquén donde estaba
trabajando de artesana y vine, me presenté e ingresé. Fueron tiempos difíciles.
El 2000 fue un año difícil donde llegué a replantearme si me quedaba o me iba.
Pasaron casi dos años de irme a mi casa sin haber abierto caja, de estar
hacinada en esta feria que en esa época era mucho más grande y me tocaba el
peor lugar, al final, adelante del choripanero.
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| Para grandes y chicos (Foto: Lourteig) |
¿Estabas mezclada con
una feria paralela?
Sí, pero esa paralela era distinta, era una paralela de
artesanos y no era tan grande como la última que hubo antes del último enrejado
que hicieron este año. Era respetable, muy diferente a lo que vino después.
¿Alternabas con otro
laburo como para tener un ingreso extra?
Siempre me manejé con los viajes y así fue creciendo mi
producción, en cada viaje. Ya era artesana antes de ingresar.
¿Das talleres en
escuelas o instituciones o clases a alumnos como para sumar otra entrada?
No, alumnos no. Talleres he dado para eventos que armamos
acá en el parque, o para amigos, o para cumpleaños o escuelas que te piden,
pero indiscriminado, por ahí me cruzo a una maestra que me pide si puedo ir
para dar taller y si hay onda, voy. Pero no quiere decir que me dedique en
hacer talleres o vivir de ellos. Puedo cobrarlos o no, por ejemplo hice un
taller para chicos discapacitados y no lo cobré y lo hice en una escuela
recheta de Palermo que la mina me quiso pagar y lo cobré; todo depende. Para mí
el trabajo pasa por ese lado, uno sabe cuando lo tiene que cobrar y cuando uno
lo tiene que hacer porque lo tiene que hacer, porque es dar algo a alguien que
lo necesita y que no pasa por el dinero.
¿Tuviste dudas para
seguir trabajando de la artesanía?
Dudas con respecto a mi trabajo nunca tuve. Ya hace 18 años
que vivo de los títeres. Sí la pasé mal con el tema de la paralela, ahí pensé
que tenía que buscarme otra cosa y no era por una cuestión de competencia, era
porque la feria era tan grande, que la gente no llegaba a ver lo mío. Nosotros
estábamos escondidos acá, fue terrible lo que pasaba.
¿Cómo organizás tu
semana para armar tu paño, tu producción y cómo son tus ventas?
El tema de las ventas es una lotería. Ahora que el parque
está mejorado las ventas cambiaron y el público volvió a acercarse. Hubo un
tiempo en que los vecinos no querían venir por el estado en el que estaba el
parque. Lo de vender más un sábado que un domingo es relativo porque a lo mejor
un sábado no hay nadie y vendo un montón porque por ahí viene una gente
exclusivamente para comprar, y el domingo está lleno de gente y vendés hasta
ahí, porque están todos paseando también. No se puede medir. Y con respecto a
cómo me organizo, el lunes, martes y miércoles tallo, el jueves pinto y el
viernes visto y el sábado vengo a la feria. Toda mi producción la hago yo, a
mano, con tijeras, no uso máquinas.
¿Tenés que reponer
mucho o tenés en stock?
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| Los títeres de Haydée (Foto: Lourteig) |
Ahora estoy laburando bastante porque de estar tantos años
en la feria tengo clientes y cuando caen, te dicen: “necesito esto, esto y
esto” y te descontrolan todo; repongo como puedo, pero para crear me falta
tiempo, no puedo hacer todo. En general trato de reponer de una semana a la
otra lo que vendí y si puedo, un poco más. Y si tengo la suerte de vender todo,
y bueno, me quedaré dos semanas laburando hasta completar el paño. No tengo un
stock enorme y saco de ahí cuando hay un faltante.
Tus títeres ¿atraen
más a los chicos o los grandes?
En general mi público es variado. Tengo mitad y mitad,
adultos y niños. Tuve que cambiar también porque al principio sólo hacía para
adultos, por una cuestión de estilo, y tuve que incorporar animales para atraer
también a los chicos más chicos. Pero siempre tuve un público desde los 8 años
hasta los 50. Lo que expongo aquí son títeres de guante y varilla, pero a
pedido te hago títeres gigantes, marotes (que te metés adentro), marionetas,
pero no los traigo a la feria, sí he traído títeres de mesa.
¿Hacés seguido
intercambio en otras ferias?
Hace cuatro años que no me voy de intercambio, tal vez sea
que aquí estoy cómoda, tengo como cierto sentido de pertenencia, no tengo ganas
de irme de intercambio. El intercambio implica llevarte tus cosas a otra feria y
no saber donde dejarlas y sobre todo no tener a tus amigos, tus compañeros, acá
no son sólo los que están al lado, vos llegás y te saludás con todo el mundo,
tomás mate acá, tomás mate allá. Eso en otra feria no lo vivo.
¿Harías artesanías y
títeres si las agujas del reloj retrocedieran?
Sí, haría exactamente lo mismo, porque es lo que
me gusta.