Seguidores

domingo, 27 de octubre de 2013

DARLE VUELO A LA IMAGINACIÓN

Por Alejandra Rube


(A)-¿Qué es la artesanía para vos? 
(W)- (luego de pensarlo bien) Es darle un vuelo al producto que voy a vender. 
Esto decía Willy Manghi, uno de los artesanos que trabaja desde hace doce años en la feria de la plaza General Manuel Belgrano. Realiza pinturas en sus distintos tamaños en acrílico y algunos bocetos como por ejemplo una pareja bailando tango con fondo blanco. En general prima el color en todas sus obras, porque a lo lejos se lo puede ubicar fácilmente.

Centro del Parque General Manuel Belgrano (Foto: Rube)
Entre las avenidas Juramento y Cuba en el barrio de Barrancas de Belgrano, la feria ocupa casi todo el parque originando un buen paseo de compras y diversión. Grupos musicales dentro y fuera del parque son parte de este encuentro social. A su vez, alrededor hay muchos bares y negocios que captan la atención de algunos turistas y gente habitué del barrio. 
La feria es la segunda a nivel de  importancia en la Ciudad de Buenos Aires (luego de la de Recoleta) y se creó a mitad de los años setenta como un fenómeno alternativo, que crecía entre los jóvenes de la época. Con el objetivo de recuperar oficios, se pudieron inventar otros y así lograron una fusión de actividades creativas a través de la expresión del arte. 

En este paseo hoy, se puede disfrutar de aquellas ilusiones que siguen innatas, que siguen manifestándose a través de cada artesano, de cada artista, con sus materiales y técnicas tradicionales.  
Justamente lo que manifestaba Willy, en “darle vuelo al producto”, quiere decir en darle la forma que cada artesano cree que puede hacer para expresar y comunicar, dejando una impronta en el trabajo final. 
Willy Manghi es un hombre misterioso a simple vista, pero que tiene mucho para dar no sólo a través de las pinturas que son más bien para él  “decorativas” y “representativas”, sino que con tan sólo 80 años trabaja todos los días, porque dice: “No vivo de esto, no se puede en realidad”. Willy es mimo, sí, de esos que ya no se encuentran por estos días, aunque ya no ejerce, en su momento participó de varios festivales latinoamericanos y  ahora se dedica a enseñarle a otras personas que buscan esa actividad como complemento, como un escape, y hasta algunos van para buscar parejas. Es que muchos le preguntan qué hace durante la semana si es artesano, y Willy les dice que sigue trabajando durantes los otros cinco días en su rol de docente. 

Postales porteñas realizadas en pintura acrílica. Obra de Willy (Foto:Rube)
Chistoso, tímido pero solitario, quedó viudo hace unos cuantos años y sin hijos porque según su testimonio no podía tener (él), y la vida se les pasó muy rápido estando ocupados en sus actividades del mundo de la actuación. Pero Willy dijo convincente que no está arrepentido de nada. Su fortaleza y seguridad lo hacen seguir adelante para comunicarle a los demás el arte que lleva en su sangre. 
Una chica pasó con una riñonera y en sus manos una billetera repleta de billetes; era la “recaudadora” de la feria, que pasa todos los fines de semana, inclusive los días de lluvia porque de todas formas se arman los puestos el día anterior sólo que el puestero no va pero se tiene que pagar lo mismo. La luz que tienen en cada puesto también es particular, es a través de generadores que se compran con los fondos de la feria, así de esa forma pueden estar hasta tarde y más ahora que viene el verano. 

(A)-¿Las rejas hace cuánto fueron puestas y qué cambios hubo en la plaza?
(W)- Fueron puestas hace mas o menos cuatro años, y sí cambió para mejor porque antes se metían muchos vagabundos, muchos locos y nadie los podía sacar. Ahora quizás ves algún que otro loco pero no pasa nada grave. Acá es bastante segura la zona y nunca pasó algo dentro de la plaza. 
Fuera de las rejas, en el pasaje José María Sagasta Isla hay otra fila de puestos, sólo que estos figuran con el cartel de Buenos Aires Ciudad Verde “Ferias y Mercados”, que fueron instaladas hace unos años, es decir que son como un agregado a la feria de este lugar. 

La gente que circula por aquí es variada, no predomina el turista en gran cantidad, el que va a comprar es para llevarle de regalo a alguien fuera del país o quizás un turista de vez en cuando. Se sigue corroborando que aquí en la ciudad los mismos habitantes no admiran o aprecian la producción propia de la artesanía. 
Aquí como en otras ferias, vienen los artesanos invitados cada dos semanas aproximadamente y exponen esculturas, pinturas, todos en esos rubros. Quien lleva al invitado es el fiscal de la feria, y además se realizan reuniones cada tanto cuando surge algún problema. Willy dijo que antes había una mejor organización porque hoy día muchos puesteros no pagan en tiempo y forma. 

 Cuentos de Willy Manghi (Foto: Rube)
Sus 80 años son tan bien llevados que casi uno no se da cuenta de su edad, porque no le basta con pintar, dibujar, enseñar, a Willy no se le escapa nada: escribió un libro en el 2011 de recopilación de cuentos, que se titula “A cualquiera le puede pasar. Los cuentos de Willy Manghi” de la editorial Dunken. 

Con gran orgullo dijo: “Yo también escribo y fui a aprender narrativa para poder hacerlo ya que costó bastante”. Un ejemplo para aquellos que creen que todo tiene límites, que la edad no implica quedarse estancados, que siempre hay mucho para dar cuando realmente hay voluntad.
Y Willy es el reflejo del arte que no descansa nunca, siempre continúa. 

EL ARTE DE VIVIR DE LA ARTESANÍA



Por Gabina Lourteig

Milton es artesano en la feria del Parque Centenario. La artesanía es su forma de vida que comparte junto a su mujer y su hijo de dos años. Comenzaron a incursionar por diferentes ferias barriales hasta llegar a la Feria del Sistema de Parque Centenario. Viajaron a Venezuela y allí nació su hijo Ciro y decidieron volver no sólo a la Argentina, sino al renovado Parque Centenario.


¿Qué artesanía hacés?

Yo trabajo en alpaca. Alpaca es un metal que es una aleación que es muy estable y se puede trabajar con la técnica de la joyería y es más barata.

¿Cómo incursionaste en la artesanía?

Elegí la artesanía porque tenía una mínima habilidad manual que me hizo inclinar hacia la artesanía.
Pieza de alpaca en manos de Milton            (Foto: Lourteig)

¿Hiciste cursos o talleres para aprender la técnica?

No, compré las herramientas mucho antes de dedicarme a esto, vaya a saber por qué, después fui practicando solo al principio de manera muy rudimentaria, después fui  copiando y preguntando y así se aprende.

¿En qué ferias estuviste anteriormente y cómo llegaste a Parque Centenario?

La primera feria en la que estuve fue en la Feria de las Madres, después estuve en Ramos Mejía en otra feria y después en el Paseo de los Artesanos. Al principio fui a estas ferias que no son del sistema para ir probando, porque eran las que conocía y porque estaban cerca de mi casa. Probando y probando llegué al Parque Centenario, donde me encontré que para mí es el mejor lugar donde estar el sistema de ferias porque en principio no es una feria privada como todas las demás a las que fui, aunque la Feria de la Madres es de las Madres pero funciona como una feria privada donde las decisiones pasan por otro lado, en cambio acá en el sistema las decisiones pasan mitad por el gobierno que aplica sus políticas sobre nosotros pero también pasa por nuestras decisiones, la forma de organizarnos y la toma de decisiones internas es nuestra.

¿Tu único ingreso son las artesanías? ¿Cómo te organizás en la semana para producir tus artesanías?

Mi único ingreso son las artesanías. Trabajo además de esta feria en otra feria que no pertenece al sistema pero se maneja prácticamente igual que ésta pero no comparte con otras ferias el sistema porque es única, es la feria de Avellaneda, entonces voy ahí jueves y viernes y sábado y domingo vengo acá a Parque Centenario y los demás días trato de tomarme un día para descansar y el resto para producir. También en la feria un poco produzco, los jueves y viernes si no hay mucho público avanzo un poco mientras estoy en mi puesto.
Futuro rompecabezas en alpaca       (Foto: Lourteig)

¿Tenés alguna colaboración de algún ayudante o hacés todo el proceso de tus artesanías vos?

Hago todo yo solo. Empieza por mis manos, termina en mis manos y lo vendo yo. No le vendo a mayoristas, pero si alguien viene a mi puesto y quiere llevar más de un producto eso sí. Todos mis ingresos pasan por acá, de esta feria y de la otra.

¿Cómo te organizás mañana –día de elecciones legislativas- para asistir a la feria? ¿Son estrictos con los horarios?

Mañana primero me levanto medianamente temprano, voy, voto y vengo tranquilo al Parque, de todos modos últimamente no se viene tan temprano, hay un margen para que votemos y vengamos después.
Por los horarios, la ordenanza dice que la actividad se puede dar desde las diez de la mañana hasta las 22, pero no dice que es obligatorio cumplir el horario pero lo que hay que tener es un 75% de asistencia durante el mes. Pero siempre es una discusión esa porque están los que vienen temprano y se quejan de la gente que no vino temprano pero también están los que se quedan hasta tarde y se quejan de los que se van temprano. Para mí no da para discutir de eso porque cada uno hace lo que puede.

Pero el horario ¿no depende un poco del caudal del público?

La mañana rinde, pero es medio azaroso. Es una cuestión de cómo se va dando, la mayoría no viene tan temprano, es una decisión y el que sí viene temprano se queja de que no se vende porque la feria está vacía. Lo mismo pasa con el que se queda hasta tarde que no vende porque algunos se van temprano. Pero para los que nos quedamos hasta tarde nos permite estar entre amigos y entonces estamos más tranquilos porque hay menos gente, nos tomamos algo, comemos algo y de paso esperamos alguna venta, que siempre sucede porque a veces viene alguien tarde, ya se encuentra la feria vacía con 4 ó 5 puestos armados, necesita comprar algo o quiere comprar algo y elige entre 4 ó 5 en lugar de entre 100 u 80, lo que fuere, entonces rinde, además que estoy tomando algo con amigos y estoy bien, estoy disfrutando cerrando el fin de semana, un domingo.

¿Qué tipo de público asiste a esta feria?

No le apuntamos al turismo, es un público local básicamente, gente del barrio.

¿Y cómo es la relación de los artesanos con los vecinos, hubo algún tipo de conflicto alguna vez o quizá ellos tuvieron algún tipo de solidaridad por algún motivo en especial con ustedes?

No, no, problemas no pero solidarios tampoco. Complicaciones no, ellos medianamente reconocen la actividad y puestos a elegir entre todos los actores del parque nos eligen a nosotros, no sé si es bueno o malo, pero se da así.

En el caso de que algún compañero de esta feria o de otra que pertenezca al sistema, tuviera alguna desgracia personal como una inundación o un incendio, ¿ustedes cómo se organizan?

Hubo en caso de incendio que se hizo una colecta o se aporta ropa o lo que fuera, lo que uno tenga a mano, depende de la necesidad de la persona y se hace una colecta masiva dentro de todas las ferias del sistema, ya sea dinero o lo que se pueda recolectar.

¿Qué gastos fijos tienen los artesanos en cuanto al armado de los puestos, luz, etc.?

Pagamos por el armado del  puesto,- los que tenemos estructura propia- $25 por fin de semana. Ese pago se le hace a una persona que se encarga de armar, desarmar el puesto y guardarlo durante la semana. Además pagamos $30 mensuales que son para afrontar los gastos de electricidad, luz, gastos para los delegados cuando tienen que ir a algún lado, una consumición mínima y viáticos. La estructura propia –los fierros - también las hace la misma persona que nos arma los puestos y en este momento cobra unos $500 aproximadamente y tenés la posibilidad de pagárselo en cuotas.

¿Qué hace un artesano si arma con un día lindo y en el medio de la jornada cambia el clima?

La mayoría de nosotros tenemos un toldo que nos protege o si no podemos agregar un nylon o una lona como para aguantar un poco para ver si pasa o podemos empezar a desarmar tranquilos. Igualmente por más que te protejas, si está lloviendo y tu puesto es impermeable y no se te moja nada, no pasa nada, igualmente no hay público y te tenés que ir igual. Pero bueno, siempre tratamos de aguantar un poco más para salvar el día.
Colgantes, aros y pulseras (Foto: Lourteig)

¿Qué experiencia tuviste con la artesanía en el exterior?

Estuve en Venezuela. La experiencia fue buena porque uno con sus herramientas y con los materiales que consiga en el lugar o que pueda llevar se puede mantener y vivir como cualquier otro. Pero es distinta la forma de organizarse, allá es una habilidad que uno lleva adelante mientras que acá es una organización ya masiva, somos muchas personas que se organizan en una feria, allá es individual, es ponerse a vender en cualquier lado o en una playa o también en alguna feria pero ninguna está organizada como acá con respecto a los rubros, a las pautas. Ninguna feria es como acá, porque el hecho de ponerse a vender  en una feria que no está organizada pasa que eso te hace mezclar con una persona que quizá no haga artesanía o que haga algo que sí sea con la mano pero no sea artesanía y que lo arme él, entonces ya la competencia es más difícil.

Volviendo al Parque Centenario,  en su interior se encuentra el Auditorio o Anfiteatro ¿está en funcionamiento?

El auditorio está en funcionamiento pero a nosotros no nos acrecienta las ventas porque la gente que va al anfiteatro no pasa por la feria, entra por otro lado y la salida es por otro lugar que no se conecta con la feria artesanal.  Nosotros no estamos integrados al auditorio, las decisiones de cuándo y qué bandas tocan las toma el Gobierno de la Ciudad. El anfiteatro no funciona en forma fija todos los fines de semana.

Las nuevas rejas, ¿afectan a los artesanos, afecta al público?

Como artesanos concretamente no nos cambió la actividad pero lamentablemente el público cayó en esa trampa, es decir, el parque ahora está más lindo que antes, la gente viene y reconoce que está más lindo que antes, lo que no sabe es por qué antes se abandonó, quién lo abandonó y quién lo recuperó, si son las mismas personas o no, si es la misma empresa, si cuánta plata se ganó entre medio. Pero sí, la verdad es que el parque está más lindo y la gente viene más.

¿Se solucionó el conflicto del 2008 de pertenecer a Cultura y no a Ferias y Mercados?

Estamos bajo la órbita de Ferias y Mercados no estamos en Cultura pero también hay una persona o un personaje de Cultura que también entiende sobre nuestra actividad, las resoluciones vienen firmadas también por un representante de cultura.

El oficio de ser artesano te permitió viajar, formar tu familia y vivir de tus propios ingresos. Si el tiempo retrocediera ¿volverías a elegir ser artesano?

La verdad que sí, volvería a elegir la artesanía como forma de vida. Me gustaría que fuera distinto, que la gente tuviera más plata para gastar en nosotros, pero igual elegiría ser artesano.





lunes, 21 de octubre de 2013

EL HOMBRE CON SUS JAULAS



Por Patricia Lamperti 


Lago en medio del parque (Foto: Lourteig)
Por los años '90 en el Parque Centenario se escuchaban bandas como "Bersuit", "Viejas Locas", "Los Gardelitos"  y la gente disfrutaba de esas tardes de sol con música, donde un alimento no perecedero era la entrada. Las mamás tomaban mate, paseaban por la feria, los más chicos se tiraban del tobogán y los bocinazos, el tránsito, el trabajo y la rutina parecían no existir; pero todo eso quedó atrás…

Patos y palomas a la orilla del lago (Foto: Lourteig)

Hoy el parque está enrejado, por supuesto que más lindo por dentro, limpio y cuidado, ¿Cómo llegamos a eso? Por un lado están los vecinos que se negaban a que se cerque, porque les parece una acción privatista por parte del Gobierno de la Ciudad y que consideran que la solución no es la reja. Por otra parte están los vecinos que se quejan de la inseguridad, de la falta de cuidado e higiene por parte de las personas que van a la plaza y de los paseadores que llevan a los perros.

Todos tienen derecho y un poco de razón en las cosas que plantean, no se puede meter a todos en la misma bolsa, pero hay cosas que no se pueden negar, es cierto que el parque enrejado es un dolor en el corazón, pero lo es también ver personas que lo usan para robar o para que un animal haga sus necesidades entre otras actividades que no corresponden a un lugar de recreación con historia, arte y cultura.

Se pierde más energía en ir contra el que quiere poner la reja y este a su vez en imponerla, sería bueno detenerse a pensar que hizo cada uno para que la jaula este o no, no somos animales pero a veces actuamos peor que ellos y tan solo con un poco de organización, dedicación y amor hubiésemos evitado esto, no con violencia, no con indiferencia, no con abandono, no ensuciando el hermoso lago que tiene y no esperando que otro haga lo que nosotros mismos podemos.

¿Cuántas cosas más vamos a perder?
                                                         Flores en el interior del Parque Centenario (Foto: Lourteig)

domingo, 20 de octubre de 2013

EL RINCÓN VERDE



Por Alejandra Rube 


Paseo de los artesanos (Foto: Rube)
Los espacios verdes en medio de la ciudad, dan un respiro al ritmo de vida cotidiano para sentarse a disfrutar, y el Parque Centenario es uno de ellos. Con un anfiteatro donde se realizan diversos espectáculos, en el medio el lago habitado por patos, peces y tortugas, fuentes y esculturas, hacen a la maravillosa vista del parque. 
Sobre la Avenida Díaz Velez, el Instituto Pasteur, alrededor del parque el Museo Argentino de Ciencias Naturales, la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía y sobre la Avenida Patricias Argentinas está ubicado el Hospital de Oncología. 

Por supuesto que cuenta con ferias, una que se encuentra fuera de las rejas (donde hay venta mayormente de indumentaria), y la otra dentro del parque, que es la artesanal. Allí se ofrecen diversos productos realizados en madera, metal, papel, y algunas pinturas.
El paseo de las artesanías está muy bien ordenado, de manera tal que cada puesto puede estar a la vista de todos de una forma cómoda. Aros, relojes, adornos, cajas, carteras, anillos, cuadros, mates y hasta ropa tejida se puede conseguir en este paseo. 
Carritos vendiendo pochochos, dulces, gaseosas, el heladero que no deja de vender en un día primaveral, las familias, amigos, parejas y niños copando cada rincón verde
Ubicado en el barrio de Caballito, el parque cuenta con la visita de familias del propio barrio y de zonas aledañas. Quizás a diferencias de otros, aquí el público es más bien local, por lo que las ventas de los artesanos, dicen, es menor. 

Audiencia "Parque Abierto" (Foto: Rube)
Desde febrero de 2013 el parque contó con una serie de modificaciones a partir de la incorporación de las rejas, y  algunos vecinos no están de acuerdo con esta acción. Al ir caminando por el lugar, frente a una fuente en la que los chicos jugaban ya que hacía calor, se veía a un grupo de vecinos realizando una audiencia pública manifestándose en contra de las rejas y el cemento en espacios verdes. A través de imágenes y entregando panfletos, los vecinos comentaban que no estaban de acuerdo con las reformas en el parque, desde el tema del horario que los dejan estar hasta las 20 horas y la construcción de un nuevo espacio para los ancianos. Las quejas eran o parecían de una minoría, un público colmado de jóvenes escuchando las inquietudes de los asambleístas que luchan por un “parque abierto”. 

Así como ocurría en las épocas de Sócrates, el espíritu libre, la libertad de ideas, la diversidad de manifestaciones y expresiones se ven circulando en este espacio social y cultural interpelando a cada persona que pasa por ahí. 
Si bien la feria artesanal no es una de las más grandes, en cuestión de calidad de exposición de productos es muy buena, ofreciendo lo justo y necesario para los visitantes, en un espacio cuidado y abierto a la comunidad. 

viernes, 11 de octubre de 2013

LA LUCHA POR LA CULTURA  
http://www.youtube.com/watch?v=rjX_IN6SKik&feature=youtu.be

Documental realizado en el año 2008. Para entender el proceso de lucha de los artesanos en defender la cultura del arte,

ASPIRANTES AL INGRESO EN FERIAS ARTESANALES DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

INGRESO

Por Gabina Lourteig

Para aquellos que todavía no se inscribieron en el registro a postulantes del Sistema de Ferias Artesanales, el cierre del mismo termina el 18 de octubre y el trámite se realiza en Avenida Rivadavia 576 –P.B. oficina 15- de esta Capital, en el horario de 10 a 14 horas.
Luego de la inscripción los postulantes deberán fiscalizar desde el 21 al 23 de octubre en el Centro Cultural del Sur ubicado en Avenida Caseros 1750, a partir de la mañana.



Centro Cultural del Sur

Las pautas generales para poder fiscalizar indican que cada artesano deberá presentar una variedad de modelos que a juicio de la Comisión Técnica de Interferias, demuestre el cumplimiento de los criterios basados en los siguientes puntos:
a) Transformación del material
b) Oficio
c) Originalidad y Diseño
d) Funcionalidad
e) Modo de producción

Los modos de evaluación en cuanto al punto a), consiste en transformar una materia prima para llegar a un resultado en el cual se verifique un proceso de transformación que se considere que esté cumplida esta condición.

En cuanto al punto b), el artesano o debe mostrar en sus trabajos el conocimiento de los materiales y las técnicas que aplica para obtener su producto artesanal. Si bien se considera que cada artesano posee una técnica propia, éste debe aplicarla a la materia prima con idoneidad y suficiencia.
Con respecto a la originalidad y diseño –punto c)- hay que tener en cuenta que cada pieza artesanal debe identificarse con su productor, el diseño y la solución de la pieza deben mantener una coherencia con el artesano. No deben ser copias de diseños ya existentes en ferias.

En referencia a los complementos, se considera accesorio a todo aquello  que si bien no cumple con las pautas generales, es imprescindible para la funcionalidad del objeto, pero no puede venderse en forma independiente, separada de la pieza, ni ser más importante que la pieza. Cuando una pieza cumple con el fin para el que ha sido concebido, se considera cumplida esa función, de esta forma se cumple el punto d).

El artesano debe dominar y ejercer todo el proceso de producción –punto e)- esto conlleva a que cada productor pueda utilizar máquinas en cuanto éstas posibiliten el mejoramiento de la terminación del objeto. El uso de la maquinaria no deberá ser determinante en la pieza artesanal.
El plenario decide por unanimidad no aceptar porcentaje alguno de objetos que no cumplan con las pautas de fiscalización. Se exigirá la presentación de seis (6) piezas distintas que se diferenciarán entre sí por la aplicación de: o bien tres (3) técnicas, más tres (3) funcionalidad o tres (3) modelos.                                     Cuando en una pieza se hayan utilizado diversos materiales, se fiscalizará en comisión, los fiscales correspondientes a los rubros, evaluarán la técnica desarrollada con cada material utilizado en la pieza.

Para finalizar, los postulantes deberán elegir una de las ferias de ingreso, que en estos momentos son Plaza Italia, Parque Lezama y Parque Centenario. En estas tres ferias no hay restricciones en las vacantes, mientras que en Plaza Houssay, Plaza Belgrano y Vuelta de Rocha I y II –La Boca-, los puestos son limitados.




lunes, 7 de octubre de 2013

ALLÓ?.. PLAZA FRANCIA?

Por Gabina Lourteig

La Feria Artesanal de Plaza Francia se encuentra ubicada en la zona de Recoleta -Ciudad Autónoma de Buenos Aires- y es uno de los barrios porteños con mayor afluencia de turismo extranjero, lo que define un perfil de consumidores bastante variado. Hombres y mujeres con diferentes acentos a la hora de preguntar algún precio al artesano que está detrás de su puesto, y también a la hora de regatearle la mercadería.

La ubicación estratégica de la feria, en uno de los barrios más lujosos de la ciudad, rodeada por restaurantes de moda y edificios históricos -como el cementerio de Recoleta donde se encuentra la sepultura de Eva Perón y también la Iglesia del Pilar-  la convierten en uno de los nodos centrales del circuito turístico porteño.
La Feria de Artesanos de Plaza Francia se encuentra en las intersecciones de las avenidas Pueyrredón y Del Libertador

Esta plaza es el corazón del barrio de la Recoleta, un distrito sostenido por un terreno en declive y con un extenso paseo con distintos aromas de los numerosos y frondosos árboles que contiene. Los fines de semana su feria artesanal es uno de los paseos más preciados de la ciudad. Allí convergen no sólo los artesanos, también se nutre de artistas callejeros, tarotistas, equilibristas, artistas plásticos y músicos de todos los géneros que ofrecen sus improvisados conciertos gratuitos.

En general los artesanos comienzan el armado de sus puestos antes del medio día. Las jornadas de lluvia prácticamente no se arma, pero si el tiempo está dudoso ellos llevan sus plásticos impermeables para afrontar el mal clima. Cuando llega la oscuridad del atardecer, todos tienen en sus puestos electricidad para enchufar sus lámparas para que sigan iluminando las diferentes artesanías y comienzan su retirada a medida que va disminuyendo el púbico. No existe el reloj real para ellos, cada artesano tiene un reloj interno que marca el tiempo según su pálpito y su experiencia en el lugar. Existe la buena energía que entre ellos se van pasando para tantear la suerte que les toca, a la espera del cliente que les cambiará su suerte con una compra fabulosa que los ayude a sobrevivir un día más.

La dura vida del artesano en muchos casos se trata de producir toda la semana para tener un buen paño con la ilusión de vender la mayor parte de su artesanía para estimular su próxima producción y también para poder pagar sus impuestos, sus insumos y su comida.
Plaza Francia es una feria estimulante por la gran cantidad de turistas y público interno con poder adquisitivo importante. El espacio es extenso e invita a que la gente vaya con sus lonas o reposeras a instalarse en el césped del lugar a tomar sol y llevar su matera mientras escucha a algún músico con su guitarra tocando melodías inolvidables de Silvio Rodríguez o Carlos Puebla.

Los puestos que venden sahumerios de diferentes aromas, inundan los laberintos de la plaza e invitan a que el amante de los inciensos se acerque a disfrutar y elegir varillas de diferentes colores con nombres exóticos como Reina de la Noche, Pachuli, Opium y esencias frutales para aromatizar el alma.
Cada puesto con su diseño, todo colocado estratégicamente para causar una buena impresión. Esa es la tarjeta presentación del negocio al aire libre que cada creador tiene que manejar con su imaginación. Mucho mejor si se encuentra detrás del puesto un artesano bilingüe y al darse cuenta del acento del comprador, adelantarse con un saludo “Bonjour Madame, bonjour Monsieur” para asegurarse un diálogo más fluido.

Plaza Francia no sólo tiene acento francés, también tiene turistas brasileros y otros de habla inglesa, pero los más esperados son los comerciantes argentinos que tienen locales para los turistas y quieren comprar grandes cantidades de artesanías para llenar sus negocios de la calle Florida y también de nuestra Patagonia.

Todos los fines de semana para el artesano son un desafío, una apuesta y un estímulo para seguir fabricando sus “caballitos de batalla” y sus nuevas creaciones. Compartir el espacio con sus compañeros y disfrutar el aire de uno de los pulmones más grandes de esta dichosa ciudad son estilos de vida que cada uno de ellos elige para sentirse completo.




UNA MANERA DE VIVIR

Por Alejandra Rube 


La cultura a través del batik (FOTO: Alejandra Rube)
“Algo que no está hecho a mano no es artesanal, el material se tiene que transformar”, así lo definió la docente y psicóloga, Susana Anuncio, quien además está ligada al mundo de la artesanía. Desde hace 13 años que expone en la feria de la plaza Alvear, en el barrio de porteño de Recoleta. Su puesto se caracteriza por tener los batiks, una técnica para pintar que en general se prepara en una proporción de 30% de cera de abeja (más elástica y flexible) y 70% de parafina (más quebradiza).


Susana mostró sus cuadros con motivos urbanos, norteños, cultura nativa, recreaciones, señaladores y pequeñas tarjetas. Los colores y diseños de los batiks llamaban la atención de todo de aquel que pasara. Y no era para menos porque el tiempo y esfuerzo se expresaban en cada pintura que quizás se colgaría en una casa, o inclusive en locales. 

Entre las avenidas Pueyrredón y Del Libertador, la feria de la plaza Intendente Alvear estaba repleta de jóvenes tirados en el pasto, que miraban a algún grupo musical, como así también de muchas familias y decenas de turistas que caminaban y compraban los objetos que se vendían en cada puesto. 

Con mate en mano, un alfajor de maizena sobre la mesa, y atenta a todo aquel que pasara a preguntar por los batiks, Susana Anuncio contó acerca del conflicto que hubo sobre la construcción de la boca del subte H. Cuando los artesanos fueron trasladados de plaza Francia a la de Alvear, se decidió crear otro recinto con lo cual se recuperó un nuevo espacio verde que los vecinos de Recoleta defendieron desde hace tiempo. Aunque eso ya pasó, hoy tienen otro conflicto: no cuenta con delegados que se comprometan a representar a la feria porque no hay ninguno que se presente ante la Asamblea. “La Defensoría no acepta a los delegamos provisorios” dijo Anuncio.

Claro que el clima cobra un valor de suma importancia en este tipo de actividades, y así se mostró el día sábado con un sol radiante, temperatura primaveral, que invitaba a pasear y disfrutar de todo lo que ofrece la ciudad, y especial en ese terreno declive donde se encuentra las ferias que son dos: la que está dentro del sistema de fiscalización y la paralela que hoy día cuentan con la legalización del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. 

Hay que destacar que en esta plaza, la gran cantidad de turistas que paseaban por toda la feria tuvieron el privilegio de apreciar el arte que decoraba el ambiente. Por ejemplo, una pareja de brasileños se mostraron interesados por uno de los cuadros de Susana. Su suerte cambió de lado ya que durante el comienzo de la tarde no había logrado vender ningún artículo.

Las temáticas de los puestos son diferentes y cada lugar es sumamente estratégico. Ninguno de los artesanos se movió de su lugar. Siempre estuvieron atentos a venderle al público. También no descuidaron sus objetos personales porque no contaron con la seguridad que podría brindar la policía (además de que es obligación que se queden en sus puestos). El tema del baño no es algo menor. Susana comentó que ellos van a los baños que se encuentran en el Palace de Glace (que está a su espalda) y otros eligen ir a los baños químicos que están para todo el público.
También habló sobre la promoción de las actividades de la feria como cultura. La artesana dijo que tanto ella como sus compañeros pertenecían a la categoría de “ferias y mercados”, y agregó que de ser así el Gobierno Porteño pasaría por el lugar para cobrar esa ocupación de los puestos. “Queremos pertenecer a cultura”, sostuvo la artesana, aunque no todos los feriantes estuvieron de acuerdo.

La tarde transcurría y Susana intercambiaba diálogo con sus conocidos de la feria. Un señor que vendía aceitunas y miel estaba contento porque había logrado vender casi todo lo que llevaba en su chango. “¡¡Hacía varios fines de semana que no teníamos un día así!!”, exclamó el vendedor. 

Tarjetas y señaladotes con la técnica de la cera y parafina (Foto:Rube)
Cuando Susana comenzó en esta feria no era lo que es hoy. Era más chica y no existían los puestos paralelos. Tampoco había demasiadas vacantes para sumarse a la venta. Recién desde el 2000 había sólo una vacante por feria, si se tiene en cuenta que son 8 en total: Lezama, Italia, Hussay, La Boca, Centenario, Belgrano e Intendente Alvear. 

A pesar de que trabajó como docente y estudió psicología, la artesana declaró que “lo bueno de todo esto es la no presencia de un jefe que te de ordenes, con lo cual uno, por ejemplo, pude viajar por el interior de país las veces que quiera”, y añadió que cuando se levantaba por las mañanas ya pensó en que podría hacer y crear para seguir con sus ventas los fines de semana.

Siempre a los artesanos se los relacionó con el movimiento "hippie" de los años 70. Si bien hubo feriantes que pertenecieron a esa moda, no todos se sumaron como en el caso de Susana. 

La feria no sólo muestra los puestos de artesanías. Hay una historia que atraviesa al lugar y a tantos de nuestro país. Es recordar, tener memoria. Todos los meses, el último domingo de cada mes precisamente, se realizan talleres gratuitos en donde Susana participa y enseña en memoria de los compañeros artesanos desaparecidos el 24 de marzo de 1976. 
A través de la pintura, de la madera, el cuero, la tela, el plástico, el arte hace expresión de una identidad ante todo, el diseño y la creatividad cuentan parte de nuestra cultura, que muchas veces no es apreciado por nosotros mismos y sí por los de afuera. 
Reconoce que ellos, los artesanos, no están muy acostumbrados a trabajar en grupo porque todos los días están solos elaborando su producto, pero a pesar de ello Susana se muestra muy sociable, abierta y predispuesta no sólo con el público sino con sus compañeros de trabajo del fin de semana, quizás porque hace lo que le gusta y eso se refleja en su propio arte  la manera de vivir.